lunes, 27 de noviembre de 2006

Femenina

Fiel en lo Poco

Descubre la mujer virtuosa que hay en ti
¡Que hermoso es caminar por el jardin a primera hora del dia, cuando el aire esta fresco y los pajaros estan despertando! Todavía queda en el aire la fragancia de las flore que mas tarde, cuando el sol aparezca, se disipara.
¡Qué estimulante es ver la naturaleza y sentirse parte de ella!
Constantemente los medios nos advierten de muchos cambios, pero, ¿qué cambiará?
Las flores seguirán dando sus aromáticos perfumes; los árboles, sus dulces frutas; el día y la noche seguirán y las estaciones del año no cambiarán. Esto Dios lo estableció en su promesa (Gn. 8:22)
Los cambios y los problemas estarán relacionados con las cosas que el hombre ha inventado. Han traído beneficios, es cierto, pero también son los factores principales de los cambios que experimentamos.
Podemos recordar cómo, hace pocos años, los trabajos de hombres y mujeres estaban definidos: él trabajaba para traer sustento a la casa; ella se ocupaba de los quehaceres del hogar y de su familia. Pero, ¡cómo han cambiado las mujeres su trabajo! Yo me pregunto si las que ven con desprecio los quehaceres del hogar han pensado con mesura lo que es ser “ejecutiva del hogar”, o si sólo piensan que están desempeñando “las labores de la casa”.
Las que tenemos muchos años de casada podemos recordar cómo hemos ido escalando los peldaños de promoción, como si estuviéramos en una empresa, desde principiantes hasta “ejecutivas” ¡Cuántas cosas tuvimos que aprender!

Proverbios 31:10 - 31 nos habla de “la mujer virtuosa”; pero, tal vez, la pregunta: “¿Quién la hallará?” nos hace sentir acomplejadas. Parece que nos dice: es difícil encontrar una mujer con tantas cualidades.
Pero, hermana, detente a pensar y verás que “la mujer virtuosa” está cerca, muy cerca de ti.
En el trabajo secular, cómo se esmeran para desarrollar bien el trabajo buscando que aquel que la contrató quede satisfecho. ¿No podemos (o debemos) hacer lo mismo en el hogar, y más aún si Dios es “el huésped”?
La palabra “virtuosismo” la asociamos con el mundo artístico, ¿quién no ha visto a las patinadoras deslizándose sobre el hielo? ¡Qué fácil se ve! pero, ¡cuán difícil es ejecutar los distintos pasos! Pero ser “virtuosa” es más que hacer con corrección las cosas y cumplir todas las reglas y protocolos. Es añadir ese “algo” que las hace destacar, que hace que el público aplauda, pero más, lo que sella en las mentes u oídos una imagen o recuerdo que nunca se borrará. Esto nos dice que aun para la tarea más sencilla, puede haber un virtuoso.
Hermanas, tanto para quienes viven solas como para quienes tienen esposo e hijos que cuidar, hay innumerables tareas que podemos desempeñar con virtuosismo, Aprendamos a hacer cada cosa según nuestras fuerzas (Ec. 9:10), pero esmerémonos para dejar en ello algo de nosotras mismas, hagámoslo en el Señor y para el Señor (Col. 3:17,23). Cuando esto sea nuestra costumbre cotidiana, ¡nos llamarán virtuosas!
Dios preguntó a Moisés: “¿Qué es esto que tienes en tu mano (Ex. 4:2)?” Era una vara, la herramienta de un pastor, un simple palo de madera, pero llegó a ser símbolo del poder y autoridad de Dios
Hoy Dios te pregunta: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Lo que sea, úsalo como una virtuosa, que Dios te dirá:” Sobre poco has sido fiel” (Mt. 25:21).
No aspires a lo mucho hasta que hayas sido fiel en lo poco.

Por Judith Harris - Caminemos Juntas


Las mejores están en la copa del árbol.
Los hombres no quieren alcanzar las mejores,
porque tienen miedo de caer y herirse.
En cambio, toman las manzanas podridas que han caído a tierra
y que aunque no son tan buenas, son fáciles de alcanzar.
Así que las manzanas que están en la copa del árbol, piensan para si que algo esta mal con ellas, cuando en realidad, "Ellas son grandiosas".
Simplemente tienen que ser pacientes y esperar
a que el hombre correcto llegue, aquel que sea lo suficientemente valiente
para trepar hasta la cima del árbol por ellas.
No nos caigamos para ser alcanzadas, quien nos necesite y quiera hará TODO para alcanzarnos....
La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior.
Sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida,
al lado del corazón para ser amada... y sostener al amado

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